El jueves después de salir de la universidad, decidí llamar un taxi de una compañía reconocida en el país, la cual no voy a mencionar para evitar publicidad.
Les cuento que desde que me monte el taxista comenzó la conversación diciéndome que es soltero, que no le gustaba el jugo de piña pero que se lo dieron a tomar la semana pasada y que ahora es su jugo favorito, me conto que le está haciendo coro a una chica que conoció taxiando y que le dio su pin. Ya pueden ver por dónde viene el chofer.
Cuando arranca y me pregunta hacia dónde vamos, me doy cuenta que mi conductor va manejando y chateando por su Blackberry al mismo tiempo, para que se imaginen bien la escena el tenia los antebrazos colocados sobre el guía agarrado y el celular en medio del guía, ya pueden imaginar el peligro que esto representa, como juega este caballero con la vida de sus pasajeros sin ningún escrúpulo. Entre contándome su vida y chateando llegamos al sitio destinado.
Cuando sube al auto la persona que fui a buscar el taxista pone su celular a cargar entre eso, nosotros vamos conversando sobre diferentes temas entre ellos @twitter en lo que se le ocurre al taxista decir “yo siempre he tratado de abrir uno y nunca puedo tu puedes crearme uno”. Que perla de chofer.
Este país está perdido, hay que educar a toda la población, esta clase de cosas no puede seguir pasando. Solo puedo ponerme a pensar en el tremendo accidente que hubiese podido ocurrir con las calles mojadas y este taxista chateando. Las personas no piensan en las consecuencias y en los daños que hacen sin saberlo.
Con lo ocurrido esa anoche tendré mas cuidado para llamar a una compañía de taxi.